Es poder aceptar con serenidad lo que nos sucede y no la pasividad ante ello, las personas que buscan la paz interior para luego hacerla exterior … practican la paciencia como estilo de vida , pues para afrontar el camino que eliges a cada momento es darle optimismo al sin fin de situaciones que vives. El enfado, el estrés, el mal humor, las tensiones no te permiten vivir la vida sino padecerla y una persona impaciente nunca puede ser feliz porque no halla armonía en su alma; no pudiendo valorar lo intenso de cada vivencia para poder crecer sino que se abruma con aquello que no puede hacer.
Quien es paciente logra conquistar los objetivos que se propone, ya que la tranquilidad es imprescindible en la toma de decisiones en el ritmo vertiginoso que la vida actual “pide” en sus costumbres: haz este proyecto para dentro de dos horas (sin importar calidad del producto o el estado de la persona), se usa este tipo de zapatos (sino los tienes eres patético), la prisa y la urgencia sin motivos lógicos son maneras de vivir. Por eso la paciencia se ve como una virtud, es como un cobijo en la tormenta, cuando solo es un hábito en el estilo de vivir de los seres humanos.
Saber esperar es uno de los aprendizajes más bellos de la vida, porque si la practicas en relación a otras personas podrás vincularte desde la comprensión y cambiar el enojo por la tolerancia. El valor de esta virtud que ha de practicarse mejora el estilo de vida de todas las personas, esa aptitud logra que el sujeto aprenda a conciliar en lugar de pelear mientras te permite ver con claridad el horizonte y el camino que transitas.
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